La "inteligentzia" rusa como base del marxismo falopa posterior


 Nicolas Berdaief, en este libro, va a plantear que el comunismo ruso (el marxismo falopa propiamente dicho) no se puede explicar solo con la teoría de Marx, para comprenderlo se necesitará comprender a la nación rusa. Berdaief nos señalará que el pueblo ruso es una víctima de su propia inmensidad (su historia hablan del pasaje de cinco rusias), y que ese rasgo explicaría el por qué de tantos gobiernos despóticos en ese país. El pueblo ruso tiene innegablemente una formación religiosa, basada en el escetismo, dogmatismo, la facultad de soportar el sufrimiento y el sacrificio en nombre de la fe, cualquiera que sea, y el gusto por lo trascendente. El marxismo falopa (marxismo soviético-bolchevismo) ya tenía las bases ideológicas y culturales en esa historia del pueblo ruso. La energía religiosa del alma rusa iba a aspirar a trascender las perspectivas sociales, y Lenin y sus seguidores serían esos apóstoles del socialismo ruso. Los dejo con Berdaief:

“Para comprender los orígenes del comunismo ruso y hacer inteligible el verdadero carácter de la revolución, es necesario saber lo que representa esa manifestación tan original que se denomina en Rusia “inteligentzia”. El Occidente podría cometer el error de identificarla con un grupo de intelectuales. Los intelectuales son aquellos a quienes corresponden la labor y la creación intelectuales, sabios, escritores, profesores, etc. Ahora bien, la inteligentzia rusa representa una formación completamente diferente, a la que pueden pertenecer hombres cuyas ocupaciones no son de orden intelectual y que no son ellos mismos intelectuales, mientras que, en cambio, los sabios y los letrados pueden no formar parte de ella. La inteligentzia debería ser comparada más bien con una orden monástica, con una secta que posee su moral propia, muy intransigente, una concepción del mundo a la cual nadie puede renunciar, hábitos y costumbres particulares y hasta un aspecto físico por el que son reconocibles sus adeptos. La inteligentzia ha sido, pues, una colectividad ideológica, y no profesional o económica, elegida en diversas clases sociales; […]

Los hombres de la inteligentzia están absorbidos por una idea, social generalmente, y se consagran a ella exclusivamente. Sometidos a un régimen de estrecha vigilancia política, se encuentran aislados de la realidad circundante, y esa circunstancia servirá poderosamente al desenvolvimiento de su ideología pura. […] La extrema intransigencia constituye para ella una autodefensa, la única manera de defenderse contra un mundo enemigo, y de salvar su carácter distintivo. Para ella, tan penetrada de palabras de orden social y de tendencias revolucionarias, la característica normal del individuo apto para llegar a ser un revolucionario será un dogmatismo intolerante, dogmatismo que responde precisamente a la naturaleza profunda de los rusos. Los rusos han demostrado una disposición especial para adoptar las ideas occidentales y agitarlas luego según su modo particular. Ahora bien, ese modo particular consiste casi siempre en introducir en ellas el dogmatismo. Lo que en Occidente era una teoría científica, sujeta a la crítica, una hipótesis o, en todo caso, una verdad relativa y parcial, sin pretensión de universalidad, se convierte para la inteligentzia rusa en una afirmación que confina con la revelación religiosa”.

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