Las tareas del partido y las tareas del proletariado





Lenin escribió el folleto Las tareas del proletariado en nuestra revolución como el proyecto de plataforma del partido, que para ese entonces (marzo de 1917) se llamaba Partido Obrero socialdemócrata bolchevique. Aquí se puede observar que Lenin empezaba a embarrar la cancha, preparando las bases para la futura dictadura de partido. Para el líder de la revolución rusa, la democracia era una mala palabra, y solo tenía asidero en el régimen burgués. Luego de la toma del poder y con algunas medidas “proletarias”, la democracia en Rusia iba ser disuelta por el comité central del partido. Para Lenin la democracia era solo una forma de dominación de la burguesía, por lo que el proletariado en su supuesta dictadura iba a perder la posibilidad de decidir democráticamente sobre su destino. Es significativo este pasaje para ver que una dictadura como la que planteó Lenin siempre fue la del partido, la de una vanguardia por sobre los miles de obreros y campesinos. Si ya no era necesario una democracia, era lógico que los soviets dirigidos unilateralmente por el partido nunca iban a decidir por sí solos. Acá las premonitorias palabras de Lenin de lo que iba a construir y que desembocaría en una terrible y despótica dictadura de un grupete de iluminados:

“El término democracia, aplicado al Partido comunista, no es sólo científicamente incorrecto; se ha convertido, desde marzo de 1917, nada más que en anteojera puesta al pueblo revolucionario, impidiéndole emprender la intrépida y libremente y por iniciativa propia, la construcción de lo nuevo: lo soviets de diputados obreros, campesinos, etc., como poder único en el Estado, y como precursor de la extinción del Estado, en todas sus formas.”

En otra parte del folleto, Lenin, criticando la democracia parlamentaria burguesa  anticipa en qué se convertiría la “nueva democracia” que decía interpretar de Marx:

“Se ha realizado por iniciativa de millones de habitantes del país, que crean una democracia  propia, a su manera, sin esperar hasta que los señores profesores  kadetes elaboren sus proyectos de ley para una república parlamentaria burguesa, ni hasta que los pedantes y rutinarios de la socialdemocracia pequeñoburguesa, como Pléjanov o Kautsky, dejen de tergiversar las enseñanzas marxistas sobre el Estado”.

Nunca se imaginó Lenin que él con los demás integrantes del Comité Central del partido serían posteriormente esos “kadetes, pedantes y rutinarios” que le harían creer a las masas obreras y campesinas que las verdaderas lecciones del marxismo y las leyes vendrían de unos cuantos cuadros profesionales del partido y nunca de las masas.

Además en este importante folleto, Lenin vuelve a dejar en claro que la revolución que dirigió el Partido Bolchevique NO FUE SOCIALISTA:

“Medidas tales como la nacionalización de la tierra, de todos los bancos y consorcios capitalistas, o, por lo menos, la implantación inmediata de su control por los soviets de diputados obreros, etc., -medidas que de ningún modo significan  la implantación del socialismo- , deben ser defendidas incondicionalmente y en lo posible realizadas por vía revolucionaria. Sin estas medidas, que sólo son pasos hacia el socialismo y que son perfectamente realizables desde el punto de vista económico, no será posible restañar las heridas causadas por la guerra…”

Si el propio Lenin se cansó de advertir que en Rusia nunca hubo socialismo, está más que confirmado que allí solo hubo una revolución burguesa, por lo que cualquier enojo o crispación por la caracterización de “socialdemócratas” (reformistas) al partido bolchevique no tienen razón de ser.


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