Lenin, el faccioso que estaba en contra del faccionalismo


Como bien lo afirma Fitzpatrick, Lenin es el gran constructor del partido bolchevique, pero un partido que en sus manos nunca tuvo ningún tipo de democracia obrera ni siquiera burguesa: 

“Lenin se dispuso a destruir las facciones y el faccionalismo dentro del Partido Bolchevique. Para hacerlo, empleó tácticas que no solo eran facciosas, sino directamente conspirativas.
Tanto Molotov como Anastas Mikoian, un joven armenio perteneciente al grupo de Stalin, describieron posteriormente el entusiasmo y la dedicación con que comenzó su operación durante el décimo congreso del partido, celebrado a comienzos de 1921, reuniéndose en secreto con sus partidarios, dividiendo las grandes delegaciones provinciales comprometidas con facciones de oposición y elaborando listas de opositores que debían ser excluidos mediante el voto en las elecciones del comité central. Lenin incluso quiso convocar a un antiguo camarada comunista de la clandestinidad, quien tiene tipos móviles y una imprenta manual, para imprimir y distribuir panfletos en forma secreta, sugerencia a la que Stalin se opuso argumentando que podía ser tildada de faccionalismo. (Ésta no fue la única ocasión en los primeros años soviéticos en que Lenin revertiría a los hábitos conspirativos del pasado. Según recordó Molotov, durante un momento difícil  de la guerra civil, Lenin convocó a los dirigentes y les dijo que la caída del régimen soviético era inminente. Había falsos documentos y direcciones secretas preparados para todos: “El partido pasa a la clandestinidad”).
Lenin derrotó a la facción de Trotsky y a la oposición de los trabajadores en el décimo congreso, asegurándose una mayoría leninista en el nuevo comité central y reemplazando dos integrantes trotskistas de la secretaría del comité central por un leninista, Molotov. Pero de ninguna manera esto fue todo. En una jugada que paralizó a los líderes facciosos, el grupo de Lenin presentó, y el décimo congreso aprobó, una resolución, “de la unidad partidaria”, que ordenaba que las facciones existentes se disolvieran y prohibía  toda actividad facciosa en el interior del partido […]
La resolución “de la unidad partidaria” contenía una cláusula secreta que permitía al partido expulsar a los facciosos recalcitrantes y al comité central expulsar a cualquiera de sus integrantes electos que fuese considerado culpable de faccionalismo. Pero había fuertes reservas  con respecto a la cláusula en el politburó, y nunca fue invocada formalmente en vida de Lenin. Sin embargo,  en el otoño de 1921 se condujo a una purga total del partido a instancias de Lenin. Ello significó que para conservar la afiliación al partido, todo comunista debía comparecer frente a una comisión de purga, justificar sus credenciales revolucionarias y, de ser necesario, defenderse de las críticas. El principal objetivo declarado de las purgas de 1921 era deshacerse de los carreristas y enemigos de clase; no estaba dirigida formalmente a los partidarios de las facciones derrotadas.  Aún así Lenin enfatizaba que ‘todos los integrantes del partido comunista ruso que sean sospechosos o no confiables en el grado más mínimo… deben ser eliminados’. […]
Mientras que ningún opositor destacado fue expulsado del partido en la purga, no todos los integrantes de las facciones opositoras de 1920-1 escaparon sin castigo. La secretaría del comité central, encabezada ahora por uno de los hombres de Lenin, estaba a cargo de los nombramientos y la distribución de personal del partido; y procedió a enviar a una cantidad de destacados integrantes de la llamada oposición de los trabajadores a destinos que los mantuvieran lejos de Moscú y, por lo tanto, los excluyeran en la práctica de participar activamente de la política directiva. La práctica de tales ‘métodos administrativos’ para reforzar la unidad del liderazgo fue muy desarrollada ulteriormente por Stalin cuando este llegó a secretario general del partido (es decir, jefe de la secretaría del comité central) en 1922; y a menudo los estudiosos han considerado que ése fue el momento preciso de la muerte de la democracia en el seno del partido comunista soviético. Pero se trató de una práctica que nació con Lenin y surgió de los conflictos del décimo congreso partidario, cuando Lenin aún era el estratega en jefe y Stalin y Molotov sus fieles secuaces”.   

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