Los bolcheviques defienden los soviets... solo cuando no votan en su contra.

El partido bolchevique hace gala siempre (hasta hoy) de su reivindicación del poder los soviets, como muestra irrefutable de su política correcta frente a la lucha hacia el comunismo. Pero lo correcto es decir que los bolcheviques solo lo reivindican si dichos soviets se ajustan a la linea del partido. La historia demuestra que los que se opusieron a la misma terminaron mal. Veamos un ejemplo paradigmático, lo ocurrido el 11 de julio de 1918, pleno comienzo de la guerra civil con un terrible desorden de distribución en puertas. Cuando el triunfo de la revolución de 1917 esperanzaba a las masas históricamente oprimidas y explotadas para poder hacer por fin su propia experiencia en la toma de decisiones sobre el destino de sus vidas y de su propio presente, aún con los enormes problemas que acarreaba empezar la destrucción progresiva del viejo orden social para colocar los primeros ladrillos del nuevo edificio libertario, los bolcheviques se arrogaron todo el poder y ocuparon el lugar de los zares, obviamente, vestidos de rojo, pero la lógica del poder era la misma. En esta fecha (11 de julio de 1918) el gobierno bolchevique saca un Decreto sobre la Organización de la Población Pobre y Suministros de Granos, Necesidades Primarias e Implementos Agrícolas con el cual inventa desesperadamente un Comité de Campesinos Pobres para CONTRARRESTAR el poder de los soviets de campesinos, que para esa fecha, ya no disimulaban su desconfianza  hacia los burócratas bolcheviques. Según los propios documentos de la Cheka, más de 100 levantamientos campesinos de gran porte se estaban dando y todas ya mostraban que los bolcheviques solo podían gobernar cortando cabezas, a través del terror.

Es decir, los bolcheviques vieron que los soviets rurales no eran dignos de confianza (se cagaban en sus resoluciones) por que en su mayoría estaban impregnados de la ideología socialista revolucionaria, y, por tanto, críticos del partido bolchevique. Por esa razón crearon otra institución superior (para el comité no para las masas), que sumado a la Cheka hizo imposible casi resistirse a la linea del partido. Allí  comenzaba la purga, no con Stalin como dicen los Trotskos; la purga comenzó con Lenin y Trotsky y sus primeras víctimas fueron los socialistas revolucionarios y anarquistas.