Carta secreta (con sentencia prejudicial incluída) de Lenin al Buró


El hambre fue una de las armas más letales de los bolcheviques para liquidar a toda oposición. Se cuenta que para el verano ruso de 1922 la hambruna llegó a su apogeo, la cual  afectó a 30 millones de personas. Para esas fechas surge un decreto que dictamina la confiscación de todos los objetos preciosos de las iglesias para con la recaudación ayudar a los hambrientos. En un contexto mortal, donde miles se suicidan por el hambre, aparece el canibalismo o no les queda otra que la rebelión, Lenin sin ningún tipo de ética ni moral (si fueran revolucionarias tenemos graves problemas) aprovecha la circunstancia (el hambre)  para seguir apuntalando el poder bolchevique y tejer las redes del poder. 

Observemos cómo Lenin instaura la idea de "justicia revolucionaria" a través de sentencias previas que comunicaba a través de cartas secretas. EL poder de vida o de muerte estaba en la pluma de Lenin y de los demás miembros del Comité Central , quienes  se arrogaban la conducción de los destinos de millones de personas que, a decir verdad,  solo eran un número para el Partido. Millones de seres humanos sacrificaron su vida para que unos cuantos autoproclamados "legítimos marxistas" experimentaran sus ideas políticas sin oposición alguna.

En una carta dirigida a los miembros del Buró político, el 19 de marzo de 1922, Lenin explicaba, con el cinismo acostumbrado, cómo el hambre podía ser utilizado beneficiosamente para "golpear mortalmente al enemigo en la cabeza":



                                                                                                                    19 de marzo de 1922
Estrictamente secreto
No haga copias en ningún caso, y cada miembro del Politburó (camarada Kalinin, también) haga sus notas en el documento 1 .
Lenin.
El camarada Molotov. Para los miembros del Politburó.
Respecto al incidente en Shuya 2 , que ya ha sido presentado para discusión por el Politburó, me parece que es necesario tomar una decisión firme ahora en relación con el plan general de lucha en esta dirección. Como dudo que pueda asistir personalmente a la reunión del Politburó el 20 de marzo  , por lo tanto expondré mis pensamientos por escrito [...]
Si se tiene en cuenta lo que nos informan los periódicos a propósito  de la actitud del clero en relación con la campaña de confiscación de los bienes de la Iglesia, más la toma de posición subversiva del patriarca Tijón, resulta perfectamente claro que el clero de los Cien Negros está a punto de poner en acción  un plan  elaborado cuya finalidad es infligirnos en estos momentos una derrota decisiva. [...]
Creo que aquí nuestro oponente comete un gran error estratégico. Realmente, el momento actual es excepcionalmente favorable para nosotros, y no para ellos. Tenemos 99% de golpear mortalmente al enemigo en la cabeza con un éxito total, y de garantizarnos posiciones, para nosotros esenciales, para las décadas futuras. Con tanta gente hambrienta que se alimenta de carne humana, con los caminos congestionados de centenares y millares de cadáveres, ahora y solamente ahora podemos (y en consecuencia debemos) confiscar los bienes de la Iglesia con una energía feroz y despiadada. Precisamente ahora y solamente ahora la inmensa mayoría de las masas campesinas pueden apoyarnos, o más exactamente, puede no estar en condiciones de apoyar a ese puñado de clericales Cien Negros y de pequeños burgueses reaccionarios [...] Podemos así proporcionarnos un tesoro de varios centenares de millones de rublos-oro. Sin ese tesoro, ninguna actividad estatal, en general, ninguna realización económica en particular, y ninguna defensa de nuestras posiciones es concebible. Debemos cueste lo que cueste, apropiarnos de ese tesoro de varios centenares de millones de rublos (quizás de miles de millones de rublos!). Todo esto no puede realizarse con éxito más que ahora. Todo indica que no alcanzaremos nuestro objetivo en otro momento, porque solamente con la desesperación generada por el hambre puede acarrear una actitud benévola, o al menos neutra, de las masas en relación con nosotros... También, llego a la conclusión categórica de que es el momento de aplastar a los Cien Negros clericales de la manera más decisiva y despiadada, con la brutalidad que se recuerde durante décadas. Contemplo la puesta en marcha de nuestro plan de campaña de la manera siguiente:  solo el camarada  Kalinin adoptará públicamente las medidas. En ningún caso el camarada Trotsky deberá aparecer en la prensa o en público. Habrá que enviar a uno de los miembros más enérgicos y más inteligentes del Comité ejecutivo central... a Shuya, con instrucciones verbales de uno de los miembros del Buró político.  Estas instrucciones estipularán  que tiene como misión detener  en Shuya el mayor número posible de clérigos, de pequeños burgueses y de burgueses, no menos de algunas docenas, que serán acusados de participación directa o indirecta en la resistencia violenta contra el decreto sobre la confiscación de los bienes de la Iglesia. De regreso de su misión, este responsable dará cuenta o al Buró político reunido al completo, o a dos de sus miembros. Sobre la base de este informe, el Buró político dará, verbalmente,  directrices precisas a las autoridades judiciales, a saber,  que el proceso de los rebeldes de Shuya debe ser llevado a cabo de la manera más rápida posible, con la única meta de ejecutar, mediante fusilamiento, a un número muy importante de los Cien Negros de Shuya, pero también de Moscú y de otros clericales...  cuanto más elevado sea el número de representantes del clero reaccionario y de la burguesía reaccionaria pasado por las armas, mejor será para nosotros. Debemos dar inmediatamente una lección a todas  esas gentes de tal manera que no sueñen ya en ninguna resistencia durante décadas [...]

Lenin.

Publicado: "Noticias del Comité Central del PCUS", 1990, № 4, pág. 191-193.








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