Lenin, el apologeta del capitalismo de estado




Lenin escribió este folletín para contestarle a los comunistas de izquierda y a los anarquistas, ya que las criticas de estos dolían y mucho. La adjetivación de "infantiles" que Lenin da a estos críticos, en realidad se vuelve contra el propio Lenin, ya que a una supuesta critica infantil no hacia falta explicarla a las masas y, por lo tanto, el responderles (y de la manera petulante que lo hizo) era darle voz y legitimidad al adversario, más viniendo de la cabeza de la Revolución como lo era Lenin. Implícitamente, Lenin reconocía así el problema que tenía su dictadura de partido, pero en vez de reflexionar sobre las implicancias de su política para el futuro de la revolución, se cerró teóricamente y buscó por todos los lados posibles para que su concepción de cómo se construye el socialismo cerrara también por todos lados. Al problema del peligro del capitalismo de Estado Lenin solo podía contestar con adjetivos. Según Lenin, contestando a Bujarín y los demás "infantiles" el «capitalismo de Estado» no era un peligro, sino que, al contrario, significaría un paso adelante: 

"Si las palabras que hemos citado suscitan una sonrisa, el descubrimiento hecho por los“comunistas de izquierda” de que la República Soviética, con la “desviación bolchevique de derecha”, se ve amenazada de “evolucionar hacia el capitalismo de Estado” provoca una franca carcajada homérica. ¡Puede decirse, en verdad, que nos han asustado! ¡Y con qué celo repiten los “comunistas de izquierda” este terrible descubrimiento en sus tesis y en sus artículos!...
Pero no se les ha ocurrido pensar que el capitalismo de Estado representaría un paso adelante en comparación con la situación existente hoy en nuestra República Soviética. Si dentro de unos seis meses se estableciera en nuestro país el capitalismo de Estado, eso sería un inmenso éxito y la más firme garantía de que, al cabo de un año, el socialismo se afianzaría definitivamente y se haría invencible [...]

Y para Lenin estas eran las "razones" de aquella risa homérica:

"Precisamente en eso reside el error económico de los comunistas de izquierda. Por ello, es preciso examinar con detalle este punto. En primer lugar, los “comunistas de izquierda” no han comprendido cuál es precisamente la transición del capitalismo al socialismo que nos da derecho y fundamento para denominarnos República Socialista de los Soviets.
En segundo lugar, revelan su espíritu pequeñoburgués precisamente en que no ven el elemento pequeñoburgués como enemigo principal del socialismo en nuestro país. En tercer lugar, al levantar el espantajo del “capitalismo de Estado”, demuestran no comprender el Estado soviético en su diferencia económica del Estado burgués".

Más adelante Lenin hace una verdadera apología del capitalismo de Estado, co lo cual le estaba dando la razón a Bujarin de rozar con la traición al socialismo: 

"El capitalismo de Estado significaría un gigantesco paso adelante incluso si pagáramos más que ahora (he tomado adrede el ejemplo con cifras para mostrar esto claramente), pues merece la pena pagar “por aprender”, pues eso es útil para los obreros, pues vencer el desorden, el desbarajuste y el relajamiento tiene más importancia que nada, pues continuar la anarquía de la pequeña propiedad representa el peligro mayor y más temible, que nos hundirá indudablemente (si no lo vencemos), en tanto que pagar un mayor tributo al capitalismo de Estado, lejos de hundirnos, nos llevará por el camino más seguro hacia el socialismo. La clase obrera, después de aprender a proteger el orden estatal frente a la anarquía de la pequeña propiedad, después de aprender a organizar la producción en gran escala, en escala de todo el país sobre la base del capitalismo de Estado, tendrá entonces en las manos ­disculpadme la expresión­ todos los triunfos, y el afianzamiento del socialismo estará asegurado. El capitalismo de Estado es incomparablemente superior desde el punto de vista
económico, a nuestra economía actual. Eso en primer lugar. Y en segundo lugar, no tiene nada de temible para el Poder soviético, pues el Estado soviético es un Estado en el que está asegurado el Poder de los obreros y de los campesinos pobres. Los “comunistas de izquierda” no han comprendido estas verdades indiscutibles, que, como es natural, jamás podrá comprender el “eserista de izquierda”, incapaz en general de ligar en la cabeza ninguna clase de ideas sobre economía política, pero que se verá obligado a reconocer todo marxista. No merece la pena discutir con el eserista de izquierda: basta señalarle con el dedo como un “ejemplo repulsivo” de charlatán; pero con el “comunista de izquierda” es preciso discutir, pues en este caso el error lo cometen marxistas, y el análisis de sus errores ayudará a la clase obrera a encontrar el camino certero". 

Aquí muchos concordamos con la conclusión que Maurice Brinton hace de estos pasajes: "Lo que se deduce con la mayor claridad posible de esos pasajes (y de otros, escritos en la misma época) es que para casi todos los líderes bolcheviques la naturaleza «proletaria» del régimen dependía de la naturaleza proletaria del partido que disponía del poder estatal. Ninguno de ellos pensaba que la naturaleza proletaria del régimen dependiera ante todo esencialmente de la realización del poder obrero en la producción (o sea de la gestión obrera de la producción). Hubiera debido ser, sin embargo, evidente para marxistas como ellos que si la clase obrera no poseía el poder económico, su poder político sería frágil (en el mejor de los casos), y degeneraría de hecho rápidamente. Los líderes bolcheviques parecían considerar que la organización capitalista de la producción era, en sí misma, algo socialmente «neutro» algo que podía ser usado indiferentemente para mal (cuando la burguesía la utilizaba para su acumulación privada) o para buen fin (cuando el «Estado obrero» la utilizaba «en beneficio de la mayoría»). 

Lenin no solo educó a una vanguardia en estrategias y tácticas , también promovió una casta de políticos de izquierda que creen que el marxismo es parte de su ombligo.

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