Marx y las ciudades
El marxismo falopa se escandaliza cuando hablamos de que las
grandes ciudades desarrolladas por la modernidad capitalista deben abolirse en
aras de una política ecológica sustentable. Marx y Engels en el Anti-Dühring
dejaron en claro que la crítica al capitalismo implicaba semejante necesidad de
reconfigurar nuestras ciudades. Estas fueron construidas para dar lugar al modo
de producción depredador que venimos criticando del capitalismo y no pueden
continuar su desarrollo tal cual como están so pena de nunca abordar los
problemas de fondo. Nuevamente, vemos que la propia obra de Marx y Engels
permiten plantear la necesidad de una ecología no como ideología, sino como
respuesta seria a problemas específicos: “La superación de la contraposición
entre la ciudad y el campo no es pues, según esto, sólo posible, es ya una
necesidad inmediata de la producción industrial misma, como lo es también de la
producción agrícola y, además, de la higiene pública. Sólo mediante la fusión
de la ciudad y el campo puede eliminarse el actual envenenamiento del aire, el
agua y la tierra; sólo con ella puede conseguirse que las masas que hoy se
pudren en las ciudades pongan su abono natural al servicio del cultivo de las
plantas, en vez de al de la producción de enfermedades. […] La superación de la
separación de la ciudad y el campo no es, pues, una utopía, ni siquiera en
atención al hecho de que presupone una dispersión lo más uniforme posible de la
gran industria por todo el territorio. Cierto que la civilización nos ha dejado
en las grandes ciudades una herencia que costará mucho tiempo y esfuerzo
eliminar. Pero las grandes ciudades tienen que ser suprimidas, y lo serán,
aunque sea a costa de un proceso largo y difícil. Cualesquiera que sean los
destinos que le están reservados al Imperio prusianogermánico, Bismarck podrá
irse a la tumba orgulloso de que su más íntimo deseo será satisfecho: las
grandes ciudades desaparecerán”
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