El Partido Bolchevique como símbolo de la burocratización
La
revolución rusa presentó innumerables problemas de fondo, pero uno de los más
importantes y que significó la dinamitación de los recursos para avanzar hacia
el socialismo fue nada menos que la maquinaria del partido.
Lenin,
para muchos, un converso a la causa democrática del partido luego de su
progresiva muerte política a causa de su deterioro de su salud, no fue más que
otro agente de la terrible maquinaria partidaria bolchevique. Veamos cómo
estaba aceitada la maquinaria del partido desde antes de Stalin:
El
Partido Bolchevique tenía un secretariado general, el cual designaba a los
secretarios que encabezaban las organizaciones partidarias locales y también
podían despedirlos si mostraban inclinaciones facciosas indeseables. A su vez,
las organizaciones partidarias locales elegían delegados a las conferencias y
congresos nacionales del partido, y se hizo cada vez más frecuente que los
secretarios fuesen elegidos habitualmente como cabezas de la lista local
de delegados. Los congresos nacionales, a su vez, elegían a los integrantes del
comité central del partido, el politburó y el orgburó, y, por supuesto, de las
secretarías. En síntesis, el secretariado general no sólo podía castigar a sus
oponentes políticos sino manipular los congresos que aseguraban que él
continuara en el cargo.
Fue a través de esta aceitada maquinaria, que antes tenía impoluto a Lenin en la cumbre del partido, la que permitió a Stalin barrer a Trotsky. En la batalla de éste contra el triunvirato en 1923-1924, los partidarios de Trotsky hicieron una campaña opositora en las discusiones y la elección de delegados que precedieron a la decimotercera conferencia del partido. Por su parte, el aparato partidario fue movilizado en respaldo de la mayoría del comité central. La "mayoría" triunfó sin pestañear. Los que habían apoyado a Trotsky, por las "intensas" presiones, se pasaron a la mayoría sin ningún problema. Para aquel congreso la maquinaria había "democratizado" las futuras intervenciones por completo.
Fue a través de esta aceitada maquinaria, que antes tenía impoluto a Lenin en la cumbre del partido, la que permitió a Stalin barrer a Trotsky. En la batalla de éste contra el triunvirato en 1923-1924, los partidarios de Trotsky hicieron una campaña opositora en las discusiones y la elección de delegados que precedieron a la decimotercera conferencia del partido. Por su parte, el aparato partidario fue movilizado en respaldo de la mayoría del comité central. La "mayoría" triunfó sin pestañear. Los que habían apoyado a Trotsky, por las "intensas" presiones, se pasaron a la mayoría sin ningún problema. Para aquel congreso la maquinaria había "democratizado" las futuras intervenciones por completo.
Sabiendo
esto, en su testamento político, Lenin no propuso reducir los poderes de la
secretaría general del partido, solo propuso cambiar a Stalin para poner a
otro. Y aunque propuso aumentar a cien el número de miembros del Comité
Central, su crítica a la burocratización del partido caía en saco roto.
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