Herzen, un visionario
Como vengo diciendo, hay que leer a Herzen:
Fue en su contacto con Occidente cuando Herzen concibió el aborrecimiento y el desprecio por la democracia burguesa que jugaría un papel tan capital, no solo en su propio desarrollo, sino también en el pensamiento revolucionario ruso.
Pero fue en la revolución de 1848 la que finalmente dio forma al rumbo político de Herzen. Estaba en Italia cuando la revolución comenzó, y la desesperanza de los doce meses anteriores cedió lugar a un efímero entusiasmo. Sin embargo, cuando regresó a París a primero de mayo, los laureles de la revolución estaban ya manchados. El 15 de mayo una manifestación de trabajadores frente al Ayuntamiento fue dispersada y sus dirigentes, entre ellos Blanqui y Barbes, detenidos. “Francia –comentó Herzen amargamente- está ya pidiendo la esclavitud; la libertad es una carga molesta”. Fue el primer observador en diagnosticar esa extraña enfermedad política que Erich Fromm ha analizado bajo el título El miedo a la libertad y descrito como el fundamento ideológico del fascismo. Es significativo que la nación de la que Herzen hiciera el diagnóstico estuviera en camino de la que puede llamarse la primera dictadura fascista: el imperio de Napoleón III.

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